sábado, 23 de octubre de 2010

"Los juegos típicos" por Arlen Leyton 4ºE Colegio Piamarta


¿Los juegos típicos han sido olvidados por los chilenos?

Ahora que Chile está cumpliendo 200 años y ha llegado Septiembre, que es un mes de mucha celebración y cosas típicas, he querido centrarme en los juegos típicos, en aquellos que han pasado por generaciones y no se olvidan, o al menos eso creemos.

El Trompo, esta pirinola de madera y punta de fierro, hechos por artesanos y construidos con madera de espino, tiene variadas formas de jugarlo, como por ejemplo, la prueba del círculo dibujado en el suelo, en que uno de los participantes tiene que “tirarse” primero y quedar girando dentro del círculo.

Los famosos volantines que tienen origen en el año doscientos antes de Cristo y que su aparición en Chile data a mediados del siglo XVIII. La presencia del volantín se hizo indispensable en la celebración de las fiestas patrias y en las famosas competencias de corridas de volantines. Estas últimas consisten en la lucha de dos o más figuras de papel en el cielo, que buscan eliminarse unas a otras por medio del roce violento del hilo.

El emboque, este juguete de madera con forma de esfera o campana con un agujero de cuatro o cinco centímetros de profundidad, que consiste en tomar el madero de forma vertical con una mano, de manera que el emboque quede colgando, y tiene que ser lanzado al aire y logre entrar al agujero.

Entre otros.

Pero ¿por qué he dicho en un principio “al menos eso creemos”?

Hoy podemos salir de nuestros hogares y comenzar a observar si alguien está jugando al trompo, emboque o volantín, y la realidad de las cosas es que casi no se ven niños jugando con estos. Sí quizás volantines, porque es algo muy entretenido. Pero el trompo, emboque, bolitas, luche, entre otros, ya casi ni se ven. Y no porque sean aburridos, si no porque un trompo al lado de toda la tecnología existente en estos tiempos, no se ve nada llamativo.

Años atrás, un niño se conformaba con cosas más simples. Un juguete de madera los hacía divertirse mucho. Y es por esto mismo que antes era muy difícil ver un niño de diez o doce años robando con grandes bandas de delincuentes. Como es el caso del tal Cisarro, que a su corta edad ya ha sido llevado ante los tribunales chilenos. Esto se debe a que antes los niños eran más “sanos” e “inocentes”. No con tanta violencia. Resultado de los videojuegos que son muy utilizados por los niños, especialmente.

En jardines y colegios podemos ver algunos niños jugando al luche, bolitas, y el corre el anillo, que podrían ser llamados también juegos típicos.
Pero el emboque, ya casi nadie lo juega. Es más, si le preguntamos a un niño de siete años si conoce el emboque, que es un juego muy antiguo de Chile, lo más probable es que nunca lo haya visto ni escuchado su nombre. Veinte años atrás apenas llegaba Septiembre se comenzaba a ver trompos girando en las calles y miles de volantines en el cielo. Por suerte estos últimos no se han extinguido del todo.

Las autoridades de Chile deberían encargarse de estas tradiciones tan hermosas, como son los juegos típicos, para que no desaparezcan con el tiempo. Porque no sirve de nada tan solo recordarlos y nombrarlos, si no se juegan. Para que así las próximas generaciones que vendrán, puedan seguir manteniendo estos juegos como típicos de Chile. Ya que al paso que vamos, capaz que en  veinte años mas los juegos sean el playstation o el wii. Y esperamos todos los chilenos que esto no sea así.

Se está perdiendo la tradición criolla, por lo tanto hay que cuidarla y tratar de mantenerla, porque es lo que nos identifica como país. Que el corre el anillo, el luche, las bolitas, el trompo, volantines y emboque, entre otros, puedan permanecer vivos en la vida de todos los chilenos y no verlos como lo bonito que fueron. Ahora que Chile esta de cumpleaños se debiera volver a recordar e incentivar a todos los chilenos, para que se renueve la entretención de estos juegos. Que este bicentenario sirva para recordar y hacer vivir todas aquellas cosas que nos identifican como chilenos.

La simpleza de un juguete de madera, lo entretenido de saltar sobre un diagrama constituido generalmente por una serie de rectángulos, como es el luche. Aquella canción: “corre el anillo por un portillo, paso la vieja comiendo lentejas”...o aquella entretenida sensación de “echar cortado un volantín”, como se dice en buen chileno. No dejemos que se muera tan sana, hermosa y significativa entretención, para que la generación que vendrá sepa que con algo simple se pueden hacer muchas cosas. Que sigamos amando lo que un día nos entretuvo tanto y en especial sigamos amando lo que llevamos tan dentro de nosotros: Chile.  

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