miércoles, 5 de enero de 2011

“Críticas al uso de dineros estatales en el bicentenario” por Carolina Bastías 4ºB Colegio Piamarta



Para fiestas patrias siempre hemos desarrollado diferentes actividades debido al hecho de celebrar un acontecimiento tan importante como lo es la independencia de nuestro país. Para iniciar realizamos muchos actos y ritos ya insertados en nuestra conciencia colectiva y algunos que son leyes, como colocar la bandera en cada casa o propiedad, incluyendo también los vehículos; y para finalizar tenemos otros tantos. En fin, somos un país de mucha parafernalia si de celebraciones hablamos, pero también somos un país de mucha pobreza. No debemos olvidar que acabamos de presenciar un gran terremoto que nos dejó como país muchos desastres y que consiguió aumentar la pobreza en Chile. Es por esto que a veces no consigo entender la necesidad de realizar grandes gastos para aparentar ser un país desarrollado, en vez de utilizarlos para resolver problemas de sociedad que aún quedan por solucionar y que a mi juicio debiesen tener mayor prioridad que la “estética” del país por llamarlo de algún modo.

Hoy no celebramos un 18 de septiembre cualquiera, sino que estamos celebrando el bicentenario de Chile, pero esto ha ocasionado desenvolver grandes sumas de dineros por parte del estado y se ha priorizado destinar estos dineros a una semana de celebración y apariencias cuando se podían resolver problemas de mayor índole.

     Como un claro ejemplo de lo que digo está el cierre de las fiestas patrias para el bicentenario. Se realizó la revista naval llena de protocolos y saludos, todo muy elegante y organizado, pero ¿por qué no destinar los millones de dólares que fueron necesarios en este acontecimiento a levantar casas para los damnificados del sur de nuestro país a quienes aún no les entregan ni siquiera mediaguas? La respuesta más clara que puedo darles es la apariencia frente a situaciones y la poca preocupación de parte de nuestro presidente por las personas más necesitadas. Tanto es el desinterés que tiene Sebastián Piñera por los pobres de nuestro país que prefiere gastar y malgastar los fondos del estado en actos que sin duda son hermosos a la vista de cualquier ciudadano, pero sólo sirven para cubrir o hacer olvidar a las personas la realidad en que viven, y de nada vale olvidar por una semana los problemas si al recordarlos nos damos cuenta de que no se han ido, que siguen intactos y no tenemos solución para ellos. Esto nos enferma mucho más la cabeza y nos hace estar más impacientes en todo momento.

    Por supuesto que si estamos celebrando un hecho tan importante se debe celebrar en grande, pero ¿vale la pena el costo del bicentenario de cerca de ochenta millones de pesos existiendo tanta pobreza en nuestro país? Y esto no me lo pregunto solo yo y si no me creen lean los foros en donde ya se está comentando el tema por personas de distintos países del mundo, y critican lo que consideran como un derroche de dinero considerando que aún no somos un país muy desarrollado que digamos. Quizás el problema sea la falta de criterio de algunos o la impresión que quieren causar otros, instalando cosas lindas para deslumbrar. No por nada han aumentado los puntos en las encuestas de Piñera, el presidente tiene cara de inocente; pero de inocente no tiene nada; él sabe bien cómo manipular situaciones que resulten a su favor, o revertir las que están en contra. Sino, ¿cómo creen que ha logrado hacer su fortuna y cada vez que negocia sus bienes aumentan?

Pero no nos desviemos tanto del tema. A lo que voy es a que hechos como el espectáculo en La Moneda y el izamiento de la bandera más grande del país en el mismo sitio no pueden ser más importantes que miles de personas que hoy en este mismo minuto en que yo escribo mi ensayo o que ustedes lo están leyendo, sufren de un hambre que ninguno de nosotros ha sentido alguna vez, y no les hablo de ese dolor de estómago que hemos sentido cuando nuestra mamá se atrasa con el almuerzo en la casa o cuando no llevamos colación al colegio. Es el hambre más insoportable de saber que deben cuidar lo que tienen para alimentarse ellos y a sus familias y de no poder disfrutar de lo que comen pensando que puede ser  que al día siguiente no tengan nada que echarse a la boca; también sienten frío los que no tienen ya sus casas y los que fueron recibidos en otros hogares sienten incomodidad. Esta es la vida que muchas personas deben vivir desde el 27 de febrero de este mismo año, sin duda un año duro para algunas familias, pero el gobierno o mejor dicho las personas que lo conforman no sufren de estos problemas, ellos no tienen necesidades y creen que no existen o fingen creerlo, piensan que entregando limosnas a los demás solucionan el problema de raíz. Pero no es así, el problema es resuelto por un periodo de tiempo breve y mientras dure todos alaban el buen uso del dinero estatal, pero luego vuelve a ser lo mismo que en un principio y para entonces el problema se ha calificado como resuelto. Está bien, tampoco digo que se premie a aquellos que son pobres porque no se dedicaron a estudiar y decidieron que no se esforzarían, ya que ellos escogieron vivir en la miseria y dar lástima por el resto de sus vidas, pero los otros, esos que con pocos recursos decidieron dedicarse a los estudios que les ofrecían sus padres, y los que no tuvieron la oportunidad de estudiar por falta de recursos y decidieron igualmente esforzarse y trabajar para tener un techo donde vivir y dinero para alimentarse a diario, pero que por ingratitud del destino sus casas se vinieron abajo en el terremoto, ¿esos no tienen derecho a que el estado les construya una casa nueva para que no tengan que sufrir algo que no se buscaron? ¿Por qué no pensar mejor con la cabeza fría y acordar que si el dinero que está en Chile es de los chilenos debe entonces ser invertido en ellos? Son algunas de las interrogantes que más de una vez nos hemos hecho todos y de las que quizás no tengamos respuestas nunca.

     Muchos de ustedes quizás ni siquiera sabía los costos que tuvo la celebración del bicentenario, y considera que los recursos fueron bien destinados, y puede ser que no estén tan equivocados, ya que muchos chilenos disfrutaron con amigos y familia de estos actos que van a quedar en la memoria de todos por el resto de nuestras vidas, pero son distintos los puntos de vista de que se mira y se califica lo sucedido la semana recién pasada y creo que mi opinión no va a ser muy distinta a la de ustedes cuando acaben de leer este documento.

    Tampoco quiero que piensen que estoy en desacuerdo con el gobierno del presidente Sebastián Piñera. Si me piden mi opinión de cómo ha trabajado desde que recibió el mando, considero que sí ayudó al país y solucionó muchos problemas que arrastró el ya nombrado terremoto de principio de año. También considero que para haber recibido el mando después de una catástrofe tan grande, supo manejar y controlar muy bien distintas situaciones. Creo, en conclusión, que ha sabido hacer su trabajo incluso mejor que gobiernos anteriores sin hacer caso de las críticas destructivas del gobierno anterior al recibir el mando a la presidencia. También ha tomado decisiones de las que personalmente estoy agradecida, como la rápida decisión de comenzar de inmediato a trabajar en el rescate de los 33 mineros atrapados luego de que sucediera el derrumbe del que todos sabemos en la mina San José, en que no se preocupó mayormente del gasto que podría significar el traer maquinaria de otros países y el largo y agotador proceso que sería.

    Para terminar, no sé si considerar la acción del presidente para las fiestas del bicentenario como algo bueno, porque ayuda a que el ánimo de las personas esté más elevado y para que se distraigan de todo lo que hemos sufrido como país, o pensar que definitivamente el acto del bicentenario no debió celebrarse tan en grande porque la pérdida de fondos que se produjo no valía la pena si pensamos que el mismo fondo se pudo destinar a mejorar como país en cuanto al bienestar de las personas que conforman el mismo. No creo poder encontrar respuesta a esta confusión, pero sí puedo decir que la pobreza en nuestro país continúa y aumenta todos los días un poco, nunca se detiene y no lo hará si no cortamos el problema de raíz, y para eso todos debemos hacernos responsables de colaborar y no de ser una carga que los demás tengan que arrastrar. Puedo criticar muchas veces a los distintos presidentes por el destino de los dineros, por el uso que les dan, pero lo cierto es que aunque destinen el dinero necesario a solucionar la pobreza, esta no va a acabar si las personas no queremos crecer en conjunto, y lo cierto de Chile es que hay muchos que no tienen el poder de querer surgir y prefieren no esforzarse por conseguir lo que quieren, es entonces cuando pasan a ser un estorbo para el crecimiento del país.

1 comentario:

  1. En mi opinión encuentro que hay que ocupar los recursos en cosas necesarias para la sociedad actual y no malgastarla en cosas que solo quedan en el recuerdo. A lo mejor es bueno en algunos casos celebrar, pero también hay que pensar en las personas que están sufriendo y que apenas tienen para comer.
    Buen Ensayo! :)

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