Hoy todos los chilenos y chilenas celebramos los 200 años de independencia, somos una nación que festeja todo lo realizado en todos estos años…. Sin embargo, Chile, al igual que todos los países latinoamericanos, dio una larga lucha contra los conquistadores del imperio español. Lucha que tiene un significado más profundo, arraigado en la conciencia dormida de los chilenos que se conforman con una historia cargada de hechos históricos que hoy en día nos posesionan como una nación independiente y democrática. Lo descrito anteriormente nos entrega las directrices en las que debemos focalizar nuestras reflexiones, en la cual no podemos perder la esencia de nuestra historia. Donde debemos recordar el pasado y así proyectarnos en el futuro.
Como sociedad tendemos a replicar el “mito de la caverna”, ya que hoy en día nos tiene a todos los chilenos mirando hacia la oscuridad y nos deja de espaldas hacia la verdad histórica. Así la historia, basada en el relato de hechos, nos presenta a O’Higgins como un militar que nos llevó o contribuyó en la independencia de nuestro país, lo que en realidad es una verdad sesgada. Bernardo O’Higgins no fue un político demócrata, sino un dictador que por lo demás no ganó batallas. También bajo su gobierno dictatorial se llevó a cabo el asesinato político de Manuel Rodríguez y el fusilamiento de los Hermanos Carrera. Conjuntamente la sociedad de la época no sentía empatía ni simpatía por él ni por su gobierno.
Si queremos encontrar a los verdaderos héroes patrios y dejar de mirar hacia la oscuridad de la caverna, debemos comenzar como sociedad a reconocer a Manuel Rodríguez, a los Hermanos Carrera y por supuesto a San Martín. Este último representa al verdadero gestor de la libertad de la patria. Él fue un militar muy eficiente, ya que liberó a Argentina y contribuyó en la independencia de Chile y Perú. De esta forma, esta historia disfrazada nos presenta a San Martín como un militar de un perfil inferior a O’Higgins.
Si continuamos descubriendo verdades en el fondo, los hermanos Carrera y O’Higgins, eran rivales por diferencias ideológicas mínimas, ya que verdaderamente el conflicto se basaba en la lucha del poder.
Hace unos días atrás, creo que se realizó una de las primeras ridiculeces del bicentenario al juntar las estatuas de Carrera y O’Higgins. Tal acto responde solamente a la exacerbación mitológica del actual gobierno. Lo realizado fue un acto grotesco, ya que responde, como mencioné anteriormente, a una visión disfrazada en el fondo más oscuro de la caverna. Además no tiene relación alguna con los estudios historiográficos recientes.
Y así, hace cien años se celebró el centenario. Hoy celebramos el bicentenario y seguramente en cien años más las nuevas generaciones volverán a celebrar. Sin embargo, somos chilenos pero realmente ¿estamos orgullosos de ser chilenos?, o simplemente ¿estamos orgullosos de la sociedad que tenemos? La sociedad es la base nuclear de una nación, y aparentemente fundamental para el desarrollo económico. Sin embargo, desde tiempos inmemoriales la sociedad chilena se ha visto envuelta en la oscuridad, de la cual sólo se benefician las grandes elites.
El pueblo de hace cien años constituido por campesinos, fritangueras, lavanderas y el típico roto chileno no ha cambiado. Si antes se servía al dueño del fundo o a la dueña de la casona, hoy se sirve al dueño de la empresa, al de la parcela o al del condominio. Las desigualdades de antes son las mismas de ahora, en donde la educación es buena al que puede pagar. Donde el ascenso social de una familia se centra en que puede estudiar, por lo menos uno de los hijos. Donde no ha existido un real compromiso de todos los gobiernos por solucionar las verdaderas desigualdades sociales.
Alberto Hurtado hoy en día es recordado como el gestor de una institución dedicada a la caridad. Sin embargo, él fue uno de los personajes más emblemáticos que luchó por la desigualdad social e incluso en contra de la visión de algunos eclesiásticos. Su visión y misión estaban enfocadas en acercar las brechas sociales. Uno de los principales elementos que impidió esto fue el ingreso del capitalismo, este gran modelito económico, y por supuesto los acuerdos políticos.
Mientras algunos ganan el salario mínimo, buscando lo más barato en el supermercado, otros se regodean entre comer camarón o caviar, o simplemente comer.
Los grandes capitalistas son los beneficiados día a día con los intereses de las tarjetas de crédito, las que son usadas principalmente por los niveles de estratos sociales bajos y medios. Ya que cada día hay más ricos y por supuesto más pobres.
Todos los gobiernos se galardonan por tener menos campamentos, como si esa fuese la solución de la pobreza. Los aglutinan y favorecen el hacinamiento, donde no existe vida de barrio, sino vida de encierro y miedo. Dado por un entorno con pocas oportunidades que favorecen la delincuencia, la drogadicción, la aniquilación social y la desigualdad de oportunidades. Que como chilenos no son motivo de orgullo.
Mientras la sociedad que vive en la pobreza piensa en cómo salir de ella, las elites piensan en qué nuevo negocio millonario invertirán o qué concesionarán. De seguir así en nuestro tricentenario tendremos que pagar peaje por entrar a nuestras casas o simplemente respirar.
El bicentenario y el mito de la caverna se cumplen a cabalidad, bajo mi perspectiva. Y la pregunta continúa: ¿estamos orgullosos de ser chilenos?
El ejemplo más claro y contingente es el pueblo mapuche. Ellos fueron brutalmente pacificados desde la época de la conquista hasta ahora. Sin embargo, han resistido desde los inicios hasta la modernidad.
A ellos le han robado lo más preciado y de valor incalculable, a su madre “la tierra”. En esa perspectiva el estado chileno ha sido incapaz de generar políticas reparatorias, ya que la relación ha sido traumática y cínica. Por un lado se valora a nuestros ancestros apelando la igualdad y al reconocimiento étnico. Por otro lado, no se reconocen las reivindicaciones que merecen, impidiendo la consolidación de una sociedad multiétnica o multicultural.
Creo que para construir una nación debe existir igualdad. Sin ella hay una nación servicial del modelo económico capitalista. Donde para avanzar es necesario reconocer los errores del pasado y generar instancias de perdón y reconstrucción.
Es necesario que Chile enfrente sus próximos cien años con una nación reconstituida en donde pobres, mapuches y rapanui se sientan orgullosos de ser chilenos. Sin duda para avanzar en estos planteamientos es necesario que los gobiernos dejen de estar a cargo de las elites o de lo contario que existan acuerdos políticos en pro del desarrollo nacional. Generando en cada chileno y chilena un pensamiento crítico, donde la verdad no se adorne y la oscuridad de la caverna se transforme en luz de verdad.
muy bueeen textoo pero te emocionaste un poco .. se me qeeemaron los ojos x leer tanto... pero asi es la vida poo ! nesecito pasar de cursoo ! suerte y valee x compadreee buen textooo :D te admirooo ! exitooo !
ResponderEliminarSeco
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